Un lugar donde empezar
14 de mayo de 2025
La culpa, la gran presente cuando ponemos un límite
7 de julio de 2025

7 de julio de 2025

Cuando todo cambia

Hay momentos en los que algo dentro de nosotras empieza a decir:

«No puedo seguir así”.

Puede ser una relación que ya no funciona, un trabajo que te deja vacía, un duelo que lo remueve todo, o simplemente una sensación persistente de estar desconectada de ti misma. Pero a veces no hay un motivo claro, solo un nudo en el pecho y una certeza incómoda: necesitas que algo cambie. Y ahí llega una gran pregunta: ¿Cómo se hace eso de cambiar?

Cambiar lleva tiempo, y no siempre es una línea recta

Existe la idea de que cambiar es decidir y lanzarse. Y sí, hay decisión en el cambio, pero también hay duda, miedo, culpa, nostalgia y/o recaídas. El cambio se parece a cruzar un puente que cruje. Un día avanzas dos pasos, otro día retrocedes uno. A veces te quedas quieta, observando el abismo, preguntándote si realmente es el camino, si eres capaz, o si deberías volver y continuar tu camino por otro lugar conocido.

En ese punto —en medio del ruido interno y las dudas— es cuando muchas personas comienzan su proceso terapéutico.

La terapia como lugar seguro para el cambio

La terapia no obliga, no empuja. Sostiene, escucha y acompaña. Es un espacio para darle forma a lo que sientes, para entender por qué decidir cuesta tanto, por qué algunas cosas duelen más de lo que parecen, y para validar que necesitar tiempo también es parte del proceso.

En algunas sesiones hay respuestas, o simplemente comprensión, calma, y la posibilidad de mirar de frente sin sentirte sola. Y desde ahí, poco a poco, pueden aparecer decisiones que se sienten más auténticas.

Cambiar también implica soltar

Cada proceso de cambio tiene algo de despedida. Dejar atrás versiones de ti que ya no te cuidan, cerrar relaciones que fueron importantes, ajustar expectativas que ya no encajan contigo… y aunque eso pueda doler, también abre camino, haciendo espacio para lo nuevo.

Cuando aparece el miedo —ese “¿y si me equivoco?”, “¿y si no sé cómo hacerlo?”, “¿y si luego me arrepiento?”— no significa que estés fallando. Significa que estás en medio de algo importante.

Entender lo que repetimos es una forma de empezar a cambiar

Muchas veces repetimos sin darnos cuenta:

  • Relaciones que siguen un mismo patrón
  • Decisiones que toman otros por nosotras
  • Silencios que se acumulan por dentro
  • Emociones que evitamos, pero que insisten en salir

Darnos cuenta de esos bucles constituye una señal de que algo dentro quiere hacerlo diferente. Cambiar también puede ser elegir conscientemente lo que antes hacíamos en automático.

Para ti, si estás en un momento de transición…

Escucharte, permitirte sentir y dar un paso cada vez, ya es parte del camino. No necesitas tener todas las respuestas para empezar.

En terapia intento ofrecer un espacio donde puedas hacer eso: parar, mirar hacia dentro y entender qué necesitas. Aunque sea poco a poco. Aunque todavía no lo tengas claro.

Aunque el puente cruja.